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FLORA URBANA Y RUDERAL

 

“Lo vulgar es hermoso y útil” Por Emilio Blanco Castro - Etnobotánico

 

Sin duda sorprenderá a los lectores el conocer la existencia de una flora específica urbana adaptada a este medio, creado por nosotros mismos-, de la misma forma que existe una fauna urbana y callejera, como son los gorriones; las urracas, las palomas, las cucarachas o los roedores.

 

Además de las plantas ornamentales que cultivamos en los jardines y paseos de pueblos y ciudades, existe toda una serie de especies silvestres oportunistas que aprovechan estos medios humanos, estando muy bien adaptadas a ellos. Son algo así como el equivalente de los gorriones, las golondrinas, las urracas, las cucarachas o las ratas. Especies hábiles e “inteligentes” capaces de aprovechar el más mínimo resquicio entre el asfalto o el hormigón, especies ávidas del nitrógeno de nuestros ricos abonos y basuras. Se les llama, -entre otros muchos nombres -, ruderales, palabra que procede del latín rudera, que significa escombro o derrubio. Son nuestras compañeras de viaje callejero.

 

Salvo algunas que producen alergia, la mayoría son inocuas, simples competidoras de las plantas jardineras o de huerta. Muy al contrario de molestamos, embellecen nuestros descampados y solares, aunque sólo sea por un corto periodo de tiempo, durante la explosión primaveral, y nos recuerdan vagamente los ciclos espontáneos de la naturaleza, tan ajenos a la burbuja urbana. Por tanto hemos de aprender a valorarlas en alguna medida.

 

Nos las podemos encontrar en solares abandonados, entre las casas o en azoteas, aquí viven plantas tan curiosas como mostaza silvestre, la rúcola de los italianos (Eruca sativa , oruga en castellano), el meliloto o el cardo mariano. Plantas útiles que se pueden comer, como los cenizos o las pamplinas, y otras muy medicinales, como la bolsa de pastor o el diente de león: pero no debemos comerlas ni usarlas, pues también son verdaderos acúmulos de contaminantes. Entre las causantes de alergia podemos citar la poa (Poa annua), el trisetum (Trisetum paniceum) o la hierba de las paredes (Parietaria judaica)

 

Encontramos también algunos árboles que se reproducen solos y que funcionan como verdaderas malas hierbas arbóreas, por ejemplo el ailanto, cuyas semillas nacen en cualquier esquina donde se acumulan pelusas, o el saúco y la higuera borde (o cabrahigo), cuyas semillas son llevadas por los pájaros a los palios, torres, espadañas, murallas, o cualquier otro edificio, incluso con el peligro que entrañan sus raíces para los monumentos históricos. Hay plantas capaces de levantar el asfalto como el ombú o los fi también la humilde grama (Cynodon dactilon) es capaz de romper el pavimento, son plantas de gran merito aunque a nosotros nos resulten francamente molestas. Otras son capaces de buscar agua allá donde sea posible, incluso en las alcantarillas, letrinas y baños, como los sauces llorones o ciertos chopos.

 

Lo cierto es que hay grandes diferencias entre una flora urbana de humedad, presente en ciudades de clima lluvioso, y otra de clima seco; también varia mucho la flora que habita en el estricto casco urbano, de la que vive en los alrededores o barrios periféricos. Plantas frioleras viven en solanas de los edificios de las ciudades, cobijadas por su efecto invernadero; muchas son xenófitas, es decir, plantas extranjeras que vinieron, no se sabe cómo ni cuándo, “sin papeles”, y que hoy son las dueñas de la ciudad, como la conyza, la malvarosa (Alcea rosea), la galinsoga y mucha más. Muchas son ciudadanas del mundo o cosmopolitas y se pueden ver en casi todos los núcleos urbanos del planeta.

 

Hierbas de las paredes, muros y telados:

Los viejos muros tienen un alto valor para la flora, pues albergan plantas antiguas integradas ya y en equilibrio con el ladrillo o la argarnasa. Allí viven varias especies de helechos, como la doradilla o el culantrillo, los musgos, el ombligo de Venus o “embudillo” y el pan de ratón. Son como pequeñas rocallas cuidadas con esmero por el jardinero del tiempo y el clima. No debemos permitir que se eliminen estos viejas paredes, con sus verjas oxidadas y sus setos enmarañados. Además tienen un valor educativo, son un recurso pedagógico para los maestros urbanícolas.

 

La parietaria es la hierba más típica de las paredes, es pariente de la ortiga, no produce urticaria, pero si es causante de alergia. Se llama también albahaquilla por su parecido a la albahaca de las macetas. La más bella de los muros es la cimbalaria, una especie de hiedra herbácea enana, de flores bicolores que parecen máscaras de carnaval, cuya curiosidad más notable es introducir, ella misma, sus frutos en las grietas de las paredes y dejarlas ya sembradas. La especialista en tejados y azoteas es la uña de gato o pan de ratón (Sedum album), se trata de una plantita carnosa perenne, que soporta impasible la gran desecación y ambiente árido que impera en los tejados, un bosquete en miniatura que se puede contemplar en los tejados abandonados de las casas bajas y azoteas.

 

ESPIGUILLA o POA. Poa annua, muy alergénica, pequeña pero matona.

PERIFOLLO SILVESTRE. Anthriscus.caucalis Se puede comer o usar como perejil.

LECHERINA. Euphorbia peplus, Abundantísima y tóxica. Otra similar presente; Euphorbia helioscopia, se gira con el sol.

PAMPLINA. Stellaria media, la reina de la flora urbana, por todas partes. Dársela a los pájaros, les encanta.

ZURRÓN DE PASTOR. Capsella bursa-pastoris. También llamada “pan y quesillo” o “pan de hormiga”. Emenagoga y hemostática.

CERRATILLA. Sonchus tenérrimus. La delicia de los conejos.

EL ZUZÓN o HIERBACANA. Senecio vulgaris. Llamada hierba cana o del viejo, por su pelosidad canosa, tóxica.

LECHUGUILLA. Lactuca serviola, tan bella como extraña, se puede comer cuando joven.

ACHICORIA SILVESTRE. Cichoriurn inlybus. Amarga y estimulante digestiva. Muy rica, ya se sabe que “hierbas amargas, la vida alargan”.

PIMIENTILLO U ORTIGAMANSA. Mercurialis annua. Muy venenosa, ojo con ella, parece un pimiento cuando nace.

JARAMAGOS. Sisvmbrium sp. Las típicas amarillas de todos los descampados, hay varias especies.

CONEJITOS O GALLITOS. Lamium amplexicaule. Bellísimas a la lupa sus flores, no te las pierdas.

NOVIOS. Galíum aparine. Así llamadas porque se pegan como lapas.

MALVA. Malva nicaensis, mejor no “ir a criar malvas”. Se comen.

ALBAHAQUILLA O CARACOLERA. Parietaria judaica. Es la hierba más frecuente en las paredes, produce fuerte alergia a determinadas personas.

PICARDIA O FIEDERILLA. Cvmbalaria muralis, la más bella de todas. Su nombre viene de címbalo o campanilla. Ella por si sola entierra la semilla en los muros.

CAMBRONERA. Lycium barbarum. Arbusto espinoso de los descampados y baldíos, cumple una importante función ecológica. Probar sus hojas. Planta de China.

ORTIGA MENOR. Urtica urens. Pica pero no hay que preocuparse, es buena para el reuma y la artritis.

BIENGRANADA. Chenopodium bot De buen olor, podría utilizarse como té.

CARDO. Cirsium sp . Necesitamos esperar a que crezca el fruto para saber la especie

DIENTE DE LEON. Taraxacurn dens-leonis o Taraxacum officinale. Una bella vulgaridad. Planta apomíctica, es decir que se desarrolla sin fecundación. El famoso pissenlit de los franceses.

VINAGRILLA. Oxalis corniculata. Si se chupa sabe a vinagre, tiene ácido oxálico. Quita las manchas en los tejidos.